Todo o nada by Raine Miller

Todo o nada by Raine Miller

autor:Raine Miller [Miller, Raine]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2012-01-01T05:00:00+00:00


Oh, Dios…

—Nada de vídeo, nada de vídeo, nada de vídeo, nada de vídeo. —Eso era todo lo que podía murmurar. Y si ese sonido ya no era comprensible a través de mi boca, entonces sería la última cosa que pasaría por mi cabeza junto con: «Lo siento mucho, papá. Hannah. Brynne. Joder, lo siento mucho…».

—¡Ethan! Amor, despierta. Es una pesadilla. —La voz más dulce del planeta llegó a mis oídos y las manos más suaves del mundo me tocaron.

Me erguí de golpe jadeando, recuperando la conciencia, que me llevaba a un estado de alerta total. Sus manos se alejaron de mí cuando le di un golpe al cabecero de la cama y traté de coger oxígeno. Pobre Brynne, tenía los ojos abiertos de par en par y parecía aterrada mientras se recostaba conmigo en la cama.

—¡Dios, joder! —jadeé cuando me di cuenta de dónde me encontraba.

¡Respira, coño!

Me había pasado esto muchas veces. Solo estaba en mi cabeza. No era real. Pero ahí estaba, sentado, perdiendo la cabeza por completo delante de mi chica. Esto debía de asustarle muchísimo, y lo lamentaba sobremanera. Me entraron ganas de vomitar.

Ella extendió de nuevo la mano hacia mí y su tacto sobre mi pecho me calmó y me trajo de vuelta al presente. Brynne se hallaba muy cerca de mí, en la cama, y no en ese jodido sueño. Seguía arrastrándola a mis pesadillas. ¿Por qué demonios hacía eso?

Se aproximó más a mí y yo apreté su mano contra mi pecho con fuerza, pues necesitaba su tacto como un salvavidas.

—¿Qué ha sido eso, Ethan? Estabas gritando y te movías agitado por toda la cama. No podía despertarte…

—¿Qué decía? —la interrumpí.

—Ethan… —dijo con suavidad mientras alargaba la mano hacia mi cara y me acariciaba la mandíbula con los dedos.

—¿Qué decía? —grité al tiempo que le agarraba la mano y la mantenía apartada de mí, sintiendo cómo me entraban arcadas al pensar en lo que podría haber salido de mi boca.

Ella se echó hacia atrás sobresaltada y se me rompió el corazón en mil pedazos por haberla asustado, pero necesitaba saber lo que había dicho. Me quedé mirándola en la oscuridad e intenté coger bastante oxígeno para llenar mis pulmones. Un ejercicio casi inútil no obstante. No había suficiente aire en todo Londres para mí en ese momento.

—Decías una y otra vez: «Nada de vídeo». ¿Qué quiere decir eso, Ethan?

La sábana se había caído y la tenía por su cintura, así que dejaba al descubierto sus hermosos pechos desnudos a la luz de la luna que se colaba por los tragaluces. Advertí cautela en sus ojos mientras liberaba su mano de la mía y no me gustó nada. La solté.

—Lo siento. A…, a veces tengo pesadillas. Perdona por haberte gritado. —Me levanté de la cama de golpe y fui al baño. Me incliné sobre el lavabo y dejé que el agua corriera por mi cabeza, me enjuagué la boca y bebí del grifo. Joder, necesitaba poner en orden mi mente. Esto no era nada bueno. Tenía que ser fuerte por ella.



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